A lo mejor va a sonar como un cliché cuando digo que nunca en mi vida me he imaginado que me voy a dedicar a las energías.
En el instituto estudiaba español y me enamoré del idioma, pero también de España. Gracias a una beca pude cumplir dos sueños: estudiar derecho y estudiarlo en la Universidad de Granada al sur de España.
En España viví seis años. No solamente que aprendí todas las leyes, directrices y regulaciones, sino que poco a poco fui aprendiendo quien soy yo. Creo que si uno vive en el extranjero le abre la mente y le enseña como ser flexible y manejar todas las situaciones que en su estado natal no tendría que solucionar.
Para ser sincera el comienzo no fue fácil. No se trataba solamente del sol, playa y fiesta. La experiencia de integrarse en el país sobre el que había tenido ideas equivocadas basadas en las vacaciones que había pasado allí y en las series que había visto me abrió los ojos. Al final todos mis problemas los superé gracias a la autorreflexión y la idea de que si queremos cambiar algo en la vida primero debemos cambiarnos a nosotros mismos.
Vivir en España fue una experiencia vital que nunca intercambiaría por nada. Perdí muchas cosas, pero en total conseguí mucho más.
Acabé el máster, superé el examen de acceso a la abogacía y estuve a punto de cumplir otro sueño: ser una abogada de notorio prestigio en España. A veces en la vida pensamos en lo que queremos y cómo va a ir, pero al final cambia todo.
Durante los estudios me di cuenta de que el derecho es una rama muy interesante, pero llegué a la conclusión que mi camino va por otro lado.
Abandonar algo que pensaba desde pequeña que iba a ser lo mío fue muy difícil. Gracias a algunas decepciones y quizás también gracias al COVID iba acercándome poco a poco a lo que realmente me interesaba y atraía: la energía.
A parte del código civil y los manuales sobre el derecho penal me gustaba leer los libros con respecto a la física cuántica, cómo funciona el mundo y cómo nos podemos sanar y mejorar la vida a través de la energía y los pensamientos. Me dedicaba al estudio de aromaterapia, las hierbas curativas, el poder energético de los minerales y cómo estos pueden influirnos. Creo que, si una persona cambia su energía, se cambia a sí mismo y al final a todo el mundo.
Después de los seis años estudiando derecho sé que la ley más importante es “la ley del universo”. Espero que la entienda al menos en una parte pequeña. Mi intención de ayudar a la gente no ha cambiado, pero hoy ya sé que la ayuda tiene que llegar de otra forma que de la legal en un juicio.
Mi camino espiritual empezó en el año 2012 pero creo que el mayor avance llegó cuando me empecé a dedicar a Reiki. A partir de este momento todo conducía a un punto concreto: conocer la Sanación Reconectiva.
Gracias a la Sanación Reconectiva mi vida ha mejorado mucho tanto en el aspecto personal como en el ámbito laboral. Esto me llevó a otros cursos y al estudio en la 1ra Escuela Tradicional de Medicina China en Praga, en la cual aún sigo estudiando y profundizando mis conocimientos.
Puedo decir que cada día estoy haciendo lo que me llena al 100% y me atrevo a decir que encontré mi camino y mi vocación. Se me abrió el mundo sobre el que soñaba siempre. Aunque creo que aquí vale decir que hasta que uno no lo vive, no lo puede entender.
Como diría Dr. Eric Pearl: “Ud. Como practicante de la Sanación Reconectiva y de la Reconexión tiene la posibilidad de facilitar a la gente estas frecuencias nuevas y abrirles la puerta. Luego ya depende de ellos si entran o no.”
¿Y Ud.? ¿Entra?